La principal estrategia preventiva frente a la fiebre tifoidea en países endémicos no es la vacunación, sino la preservación de las adecuadas medidas higiénico-dietéticas.
Ante intensas exposiciones a focos de infección, la vacuna raramente sería efectiva. De aquí que no esté incluida en los calendarios de vacunaciones sistemáticas de estos países.
Sus principales recomendaciones se dirigen a personas residentes en zonas no endémicas que vayan a viajar o residir en ellos.
Para residentes, particularmente en edad escolar, cabría indicar una revacunación periódica, cada 2 a 5 años, según preparado o circunstancias.
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