Bronquiolitis

#StopBronquiolitis: Bronquiolitis

¿Qué es la bronquiolitis?

La bronquiolitis es la inflamación de las ramas más finas de los bronquios, lo que produce obstrucción y dificultad para respirar en los lactantes.

Al respirar, tanto en la inspiración como en la espiración, el aire fluye por las vías respiratorias: la tráquea se divide en dos bronquios, izquierdo y derecho, que a su vez siguen dividiéndose en tubos cada vez más estrechos, hasta llegar a los más finos, los bronquiolos, y finalmente al destino final, los alveolos. Si las ramas más finas se obstruyen, el aire no puede fluir bien a los alveolos, y el poco aire que consigue llegar, le costará salir de ellos.

 

¿En qué parte de la vida es más frecuente la bronquiolitis? 

Es más frecuente y más grave en los niños más pequeños (menores de 2 años), especialmente en los menores de 6 meses.

 

¿Es frecuente la bronquiolitis? 

Es una enfermedad muy frecuente, sobre todo en el primer año de vida, de tal forma que finalmente la pasan la gran mayoría de los lactantes, aunque con diferentes grados de afectación. Se sabe que uno de cada 50 niños y niñas acaban ingresando en el hospital por una bronquiolitis en algún momento del primer año de vida.

 

¿Cuál es la causa de la bronquiolitis?

La causa habitual es la infección por uno o varios virus.

El virus que mas frecuentemente produce las bronquiolitis es el virus respiratorio sincitial (más conocido por sus siglas, VRS), que en España es más común durante los meses fríos (noviembre-marzo). Se sabe que el 60-70% de los casos de bronquiolitis se deben a este virus.

Existen otros virus que también pueden producir bronquiolitis, como rinovirus, metaneumovirus, adenovirus, bocavirus, y otros.

 

¿Cuáles son los síntomas habituales de la bronquiolitis? 

La mayoría de las bronquiolitis son leves y cursan como un catarro o resfriado que se resuelve en pocos días. Otras veces, cuando el niño lleva 3-4 días con mocos y tos, comienza con dificultad para respirar y “pitos” en el pecho. También puede tener febrícula o fiebre, menos apetito, vómitos con mucosidad o dificultad para comer.

La bronquiolitis puede ser una enfermedad grave en prematuros, en lactantes menores de 3 meses y en niños con problemas cardíacos, respiratorios, musculares o del sistema inmune (alteración en las defensas).

 

¿Cómo se diagnostica la bronquiolitis? 

Normalmente el diagnóstico es clínico, es decir, se diagnostica reconociendo los síntomas y signos del paciente, sin que sea necesaria la realización de pruebas como análisis de sangre, de mocos o radiografía de tórax.

Estas pruebas complementarias y otras solo están indicadas si se sospecha que se ha producido una complicación, normalmente durante el ingreso en el hospital.

 

¿Cuál es el tratamiento de la bronquiolitis? 

La mayoría de los casos duran unos 7-10 días (aunque la tos puede durar algo más) y el tratamiento, como en casi todas las infecciones por virus, es únicamente sintomático, es decir, dirigido a disminuir los síntomas más molestos:

  • Desplazar los mocos con lavados nasales con suero fisiológico o soluciones salinas.
  • Colocar al bebé en posición semi-incorporada, subiendo el cabecero para ayudar a que respire mejor.
  • Dar agua frecuentemente para evitar la deshidratación y favorecer que el moco esté más fluido y se elimine mejor.
  • Es posible que el bebé tenga menos apetito y se canse con las tomas. Se le debe ofrecer menos cantidad y con más frecuencia. Por tanto, si toma pecho, éste se debe ofrecer con más asiduidad.
  • Si tiene fiebre: se debe evitar sobreabrigar al niño. Se puede administrar paracetamol a las dosis recomendadas por su médico.

No son útiles los antibióticos (no sirven frente a los virus), los jarabes para la tos, los mucolíticos o los corticoides. No se deben emplear medicamentos que no haya prescrito su médico.

 

¿Puede llegar a ser grave la bronquiolitis? 

Afortunadamente, la mayoría de los niños y niñas que tienen bronquiolitis no van a tener complicaciones, aunque tengan síntomas molestos durante una semana en la mayoría de los casos.

En ocasiones, la bronquiolitis se puede complicar, como por ejemplo: dificultad respiratoria importante, falta de oxígeno, dificultad para poder alimentarse, deshidratación, complicaciones pulmonares (neumonía por bacterias, atelectasias, neumotórax,…), infección por bacterias en la sangre, etc.

Estas complicaciones suelen llevar al ingreso en una planta de hospitalización o en la unidad de cuidados intensivos, para, dependiendo de cada caso, poner oxígeno con diferentes técnicas más o menos invasivas, suero por vía intravenoso, antibióticos, alimentación por sonda nasogástrica, etc.

 

¿Cuándo se debe consultar en caso de bronquiolitis? 

Se recomienda vigilar y consultar con su médico si el bebé:

  • Tiene dificultad para respirar adecuadamente: marca las costillas al respirar, hincha el abdomen, le suena mucho el pecho (tiene “pitos”) y/o respira muy deprisa.
  • Está pálido y/o los labios y uñas están azulados.
  • Hace pausas de apnea (deja de respirar unos segundos).
  • Tiene “quejido” o está muy agitado.
  • Está decaído y no quiere comer. Vomita con frecuencia.
  • Tiene fiebre alta difícil de controlar.

 

¿Cómo se puede prevenir la bronquiolitis? 

El VRS es muy contagioso. Se transmite a través de la saliva y de la mucosidad de las personas infectadas:

  • En los aerosoles o gotitas que se producen al respirar, toser, estornudar…
  • Al tocar superficies u objetos en los que el VRS puede quedarse durante horas (chupetes, juguetes…) y tocar posteriormente la boca, la nariz o los ojos.

Las principales medidas habituales que se emplean para disminuir el riesgo de contagio del virus son:

  • Emplear pañuelos de papel desechables
  • Lavado de manos frecuente.
  • No llevar a los niños a la guardería mientras estén enfermos.
  • Evitar que los adultos con infecciones respiratorias se acerquen al niño, aunque sea un catarro leve.
  • Evitar el humo del tabaco y los ambientes muy concurridos.
  • La lactancia materna ayuda a proteger de las infecciones por virus, como la bronquiolitis.

Actualmente se puede prevenir con el empleo de un anticuerpo monoclonal frente a VRS, llamado nirsevimab. Al igual de como ya se hizo en el otoño-invierno de 2023-24, en Andalucía se va a volver a emplear durante el otoño-invierno de la campaña 2024-25 de forma sistemática en todos los menores de 6 meses, y en algunos casos de alto riesgo menores de 24 meses. Puede encontrar más información detallada de esta medida en el resto de apartados de esta página.