Esto es crucial, no solo por proteger nuestra propia salud y la de nuestras familias, sino también por proteger a nuestros pacientes. Tiene un efecto doble: personal y poblacional.
Tenemos muchos contactos durante el invierno con personas infectadas, por lo que nosotros mismos tenemos riesgo, además asistimos a personas vulnerables con enfermedades crónicas o personas de cierta edad, embarazadas, niños pequeños y bebés…que tienen mayor riesgo de padecer complicaciones por estos virus si los contagiamos.
Vacunándonos reducimos las posibilidades de pasarles infecciones respiratorias como la gripe o la covid. Les estamos cuidando también con nuestra vacunación.
Y, por último, vacunándonos damos ejemplo a la sociedad, damos un mensaje claro sobre la importancia de vacunarse, que estas vacunas son seguras y que nos comprometemos en protegerlos.