Se acaban de publicar los resultados de la fase 1 y 2 de la vacuna Ad.26.COV2.S, desarrollada por el laboratorio Johnson & Johnson (empresa propietaria de Janssen Vaccines and Prevention).
Es una vacuna distinta a las actualmente disponibles de Pfizer y Moderna. Esta vacuna se basa en vectores virales, como la futura vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y AstraZeneca, en este caso utilizando como base otras vacunas ya probadas para el Ébola y que sirven para investigación contra el VIH y el virus Zika.
Este tipo de vacunas utilizan un virus desactivado e inofensivo para el ser humano, pero que puede producir en nuestras células las proteínas del coronavirus a partir de las cuales creamos nuestras defensas, identificándolas en el virus en caso de infección; algo así como un “caballo de troya” que nos ayudará a que nuestro sistema inmunitario aprenda a reconocer al coronavirus.
Los datos del estudio multicéntrico, con más de 800 participantes, en grupos de edad de 18 a 55 años de edad, de 56 a 64 años y en mayores de 65 años, con distintas pautas de dosis y comparada con placebo, se acaban de publicar el pasado 21 de enero en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine. Los efectos adversos más frecuentes no eran relevantes, como dolor en el lugar de la inyección o cansancio, cefalea o fiebre, y se observó más reacciones en caso de emplear más dosis, tras la primera dosis y a mayor edad.
En cuanto a la respuesta de anticuerpos, estos aparecen en un 90% a los 29 días de la primera dosis, y aumentan a un 100% a los 57 días, manteniéndose estables a los 71 días, detectándose también una potente respuesta de la inmunidad celular.
Todo esto supone la posibilidad de seguir con el desarrollo de esta prometedora vacuna candidata frente al SARS-CoV-2.