Niños de 5 a 11 años. Vacunación COVID-19
Beneficios y riesgos de la vacunación
Con cualquier tratamiento o medida preventiva, como las vacunas, siempre hay que tener en cuenta los beneficios y los riesgos. Si se comprueba que los beneficios superan los riesgos, la administración sanitaria y los profesionales sanitarios recomiendan el tratamiento o la medida preventiva.
En el caso de las vacunas COVID, con la información que se tiene a día de hoy, los beneficios superan con creces a los posibles riesgos.
Beneficios de la Vacunación:
Las niñas y niños que se vacunen tendrán muchas menos posibilidades de infectarse y enfermar por COVID-19, y tendrán también menos probabilidades de contagiar a otras personas.
La vacuna que se emplea para esta edad, Comirnaty infantil (Pfizer-BioNTech), ha demostrado ser tremendamente efectiva para prevenir COVID grave en adultos gracias a los cientos de millones de dosis que se han administrado ya en todo el mundo (enlace a datos mundiales: https://ourworldindata.org/covid-vaccinations).
En población infantil obviamente hay menos experiencia, porque aun no ha dado tiempo a vacunar a tantos de ellos. Aún así ya hay muchas niñas y niños vacunados (en Estados Unidos, ya hay más de 5,5 millones vacunados), y conoceremos más datos en breve.
Con los datos que se tienen, son suficientes para saber que estas vacunas de ARN mensajero funcionan muy bien en ellos. La respuesta inmunitaria (defensas) es igual que en los adolescentes y adultos jóvenes, es decir, excelente, proporcionando la capacidad de prevenir COVID-19.
La COVID-19 generalmente afecta clínicamente menos a los niños y niñas que a los adultos, pero en ocasiones puede producir complicaciones, como neumonía, miocarditis (inflamación del corazón), alteraciones neurológicas, etc. Desgraciadamente, aunque de forma muy infrecuente, también se han producido fallecimientos por COVID-19 en menores. Otras dos complicaciones raras del COVID-19, son el síndrome inflamatorio multisistémico y el COVID-19 persistente.
Al igual que en adultos, la enfermedad y sus complicaciones pueden ser prevenidas mediante la vacunación.
El síndrome inflamatorio multisistémico es un cuadro clínico agudo, grave, que provoca el ingreso hospitalario, con frecuencia en la UCI, para múltiples tratamientos, ya que afecta gravemente a varios órganos, y que puede tener desenlace fatal.
El síndrome de COVID-19 persistente está muy bien descrito en adultos, y se han detectado casos en edad pediátrica. Se trata de un cuadro clínico con síntomas muy variados que puede durar hasta 15 semanas después de haber pasado COVID, y que aparezca o no, no se correlaciona con la gravedad de la infección. Los síntomas más frecuentes son: cansancio y debilidad general, dolor de cabeza, y algunas alteraciones neurológicas como confusión mental y cambios de humor, que pueden alterar el ritmo escolar y la calidad de vida. Se puede presentar en el 2-14% de los niños que han padecido la infección.
En cuanto a la contagiosidad de la infección, se sabe que la población infantil también transmite el virus SARS-CoV-2, pero los datos sugieren que en menor medida que los adultos. Las estrategias para intentar conseguir una inmunidad de grupo mayor del 90 % deben tener en cuenta a la población pediátrica.
Riesgos de la vacunación COVID-19:
Como todos los medicamentos, las vacunas pueden provocar efectos secundarios. La mayoría de estos son leves y de corta duración, muy similares a la que se ven con otras vacunas habituales en la infancia, como dolor en el sitio de la inyección, malestar, fiebre, de no más de 1-2 días de duración. Suelen ser más leves que en adultos, y no todas las personas vacunadas los padecen.
La vacuna que se va a emplear en niñas y niños de 5 a 11 años en España en próximos días será la vacuna Comirnaty (Pfizer BioNTech). Las reacciones adversas más frecuentes en esta edad son el dolor en el lugar de inyección (>80%), cansancio (>50%), dolor de cabeza (>30%), enrojecimiento e hinchazón en el lugar de inyección (>20%), dolores musculares y escalofríos (>10%). En menos casos, se puede producir fiebre de bajo grado. Raramente se podría notar inflamación de los ganglios de la axila o el cuello del mismo lado de la inyección, que puede durar 7-10 días.
Si los síntomas son intensos y el malestar importante se puede tomar paracetamol, y si es necesario repetir a los 6-8 horas. No es necesario tomar antitérmicos o analgésicos antes de la vacunación.
La pericarditis y la miocarditis son posibles reacciones adversas de las vacunas de ARNm actualmente vigiladas por las autoridades regulatorias. Los datos muestran que las vacunas de ARNm están asociadas a un mayor riesgo de peri/miocarditis sobre todo tras las segundas dosis en los varones de 12-19 años de edad y en los 10-14 días siguientes a la vacunación. En todo caso, la incidencia es muy baja (<1/10 000), mucho más baja que la peri/miocarditis producida por la infección natural por COVID-19, y la gran mayoría ha evolucionado favorablemente en pocos días y sin apenas tratamiento. Los datos disponibles hasta la fecha no justifican un cambio en la evaluación riesgo/beneficio de la vacunación, que sigue siendo claramente favorable a la vacunación.