Ambas vacunas suelen dejar una cicatriz muy visible. Normalmente se puede encontrar en el músculo del hombro (deltoides), habitualmente el izquierdo, aunque algunas personas fueron vacunadas en el muslo o en el glúteo.
La cicatriz de la vacuna de la viruela está deprimida, con líneas que se irradian hacia los bordes, y es algo más grande.
La cicatriz de la vacuna de la tuberculosis (BCG) tiene un centro elevado.
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